Si aprendes a tener una relación sana con los hábitos que te convienen…

nunca más tendrás que preocuparte por tu peso y aspecto físico.

¿Y esta foto?

Pues mira. La he puesto porque te pareces mucho a él.

Sí. Lo siento, pero te lo tenía que decir…

… aunque no te preocupes, porque yo estoy igual de jodido.

(*) Por cierto, Coach Galo, encantado.

A ver.

El caso es que por suerte o por desgracia, tanto tú como yo somos muy parecidos a este simpático oso perezoso.

Pero ojo.

No me refiero a que nos parezcamos físicamente… (no tengo ni idea de lo bonitos que son tus ojos, ni de lo largas que llevas las uñas).

Entiéndeme.

Lo que digo es que somos igual de perezosos…

… y que es normal que casi nunca tengamos ganas de esforzarnos para entrenar fuerza, comer limpio, tener paciencia o moderar las tentaciones nocivas.

Es completamente normal.

Somos perezosos, vagos, holgazanes, comodones…

Llámalo como quieras, pero es lo que hay.

Somos comodones por naturaleza.

Es muy importante entenderlo (y sobre todo aceptarlo).

¿Por qué?

Pues porque si no lo entiendes, ni lo aceptas…

… no vas a tomar medidas.

Y si no tomas medidas…

y te dejas llevar por esta sociedad sedentaria, estresada y malnutrida en la que vivimos…

… es muy probable que acabes con el «pack moderno» al completo:

estrés, ansiedad, sobrepeso, dolores articulares y fatiga crónica.

Entender. Aceptar. Tomar medidas.

Bien.

Mi propuesta es sencilla.

Escribo por correo a mis suscriptores con reflexiones y estrategias para tomar medidas que mejoren sus hábitos (y por tanto, su cuerpo y su vida).

Así de simple.

Yo escribo casi a diario.

Luego tú si quieres lees y tomas medidas.

Día que no estás, correo que te pierdes.

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